martes, 17 de septiembre de 2013

1.1 Video IN PROGRESS - Alejandra Vallejo Restrepo



Tras un nuevo análisis de las viviendas escogidas la semana pasada (Casita para un Kolonihaven, de Enric Miralles y Benedetta Tagliabue, y Villa Anbar, de Peter Barber) planteo una nueva interpretación de las mismas.
La Casita para un Kolonihaven la elegí por su representación del paso del tiempo, en ella se consiguió crear ese calendario en el que estaba inspirada, congelando en su planta y su sección vertical el recorrido del tiempo y sus etapas. Como apunté la semana pasada, lo más importante, a mi parecer, fue la importancia que los arquitectos dieron al recorrido por el lugar, la observación de los movimientos de uno de los miembros de la familia, en este caso su hija, para la distribución de los espacios dentro de la casa. Considero que basándose en la observación de quienes habitarán en la vivienda, de sus hábitos, preferencias, movimientos... puede conseguirse el proyecto adecuado a las necesidades del usuario. La vivienda no debe condicionar al usuario, debe adaptarse a él.
Basándome en ésto es como continuaré con una nueva interpretación de la casa cuestionándome la finalidad para la que fue construida y el fin último que se le dio, su cumplimiento con las exigencias de un kolonihaven, un refugio, la evolución de este tipo de refugios, su adaptabilidad a las personas y al medio. Cómo una construcción que se planteó como un refugio en el campo para alejarse de las ciudades y la vida de estrés, ruido, etc., ha evolucionado hasta nuestros días convirtiéndose en una forma de expresión más artística que funcional.

La segunda vivienda, Villa Anbar, la elegí por la forma de interacción o más bien de intervención de una cultura sobre otra, intervención de la mentalidad y tradición occidental del arquitecto sobre las tradiciones y formas de vida de Arabia Saudí, un país en el que la religión y la política tienen un fuerte poder sobre la vida de las personas, condicionando incluso su vida privada en la vivienda. El nuevo enfoque que Barber dio en la vivienda de tipología árabe, introduciendo de una forma sutil su rechazo o desacuerdo con algunas de las condiciones de vida que se exigían, introduciendo detalles en la construcción, dando nuevos enfoques, nuevos puntos de vista al observador de la casa; la manera de manifestarse mediante el uso de la arquitectura fue la razón de mi elección.
Es en esta interacción cultural en la que quiero centrarme y añadir nuevos aspectos. La forma de vida depende de las costumbres del lugar en el que hayas crecido, sus tradiciones, la sociedad... Por lo tanto una vivienda asiática no se puede plantear de la misma manera que una vivienda europea, ya que la vivienda debe adaptarse al usuario para proporcionarle unas buenas condiciones y comodidad. Si una familia de Europa Occidental se trasladase a vivir a la vivienda que estamos tratando, ¿habría que cambiar algo en ella? ¿Cómo debería cambiar para adaptarse a otra forma de vida, que es muy distinta a la que se planteó en el proyecto? La propia forma de construcción de la vivienda es diferente, la separación casi total de la casa con el exterior, con el entorno en el que se encuentra, la división de las habitaciones planteada para la distinción de sexos, las estancias apartadas del servicio... ¿Podría esta vivienda adecuarse a unas nuevas funciones y costumbres? Mi interés por tanto se centra en esa interacción cultural y la condición que puede dar una vivienda de una cultura muy diferente a la nuestra al desarrollo de la vida de personas ajenas a esta tradición árabe, y cuestionar si las soluciones que Barber diseñó como una revelación contra la rigidez que el sistema exige serían suficientes para estas personas.




VIDEO 1



Las dos casas que he seleccionado son: Casita para un Kolonihaven, de Enric Miralles y Benedetta Tagliabue, y la Villa Anbar, de Peter Barber.
El criterio de mi elección lo he basado en el impacto o interés que tuvo en mí la historia particular de cada casa, la historia que trajo la idea, la llevó al desarrollo y a su construcción final.

Casita para un Kolonihaven, de Enric Miralles y Benedetta Tagliabue


Las kolonihaven provienen de una antigua tradición danesa de construcción de pequeñas casas como refugios temporales en huertos situados a las afueras de las ciudades donde sus dueños pasan un tiempo disfrutando de la naturaleza y observando el paso del tiempo.
Los arquitectos quisieron plasmar esta idea del tiempo en la ideación de la kolonihaven. La casa está basada en la unión de tres partes, cada una de un tamaño diferente y dispuestas en orden creciente. La parte más pequeña contiene la puerta de la niña y la parte de mayor tamaño tiene una puerta adecuada a la altura y tamaño de una persona adulta. Consiguieron así congelar el tiempo y representar sus etapas, las etapas de nuestro rápido crecimiento.Elegí esta historia precisamente por la representación y la metáfora que la propia casa tiene y que interpreté como la velocidad del tiempo, como la propia escala del elemento puede variar en función de la etapa de tu vida en la que te encuentres y con ella la interpretación de aquel objeto o lugar.
Para el dibujo de la planta los arquitectos se basaron en el recorrido que hacia su hija pequeña, por donde caminaba o se paraba, obteniendo así una congelación de ese momento en el que se encontraban.

Esta forma de obtención de la planta me pareció muy interesante por la observación previa de los arquitectos para la elección de los espacios en la casa, observación del movimiento que la niña realizaba. Mi interpretación y el valor que veo en esta observación es la valoración de esos movimientos y puntos de descanso como posibles futuros pasos dentro de esa misma vivienda.

La vivienda así no condiciona al habitante, al contrario, se amolda a él y sus preferencias para conseguir la mayor comodidad posible.
Hago una comparación de la creación de la planta de la vivienda con la creación de los caminos que han sido hechos con el paso de las personas en el tiempo, como se han ido marcando por ser caminos más cómodos por alguna razón para el caminante y como finalmente han llegado conformarse como caminos fijos en el tiempo.


Villa Anbar, de Peter Barber

La Villa Anbar es una vivienda de tipología saudí. Fue diseñada por Peter Barber, un arquitecto inglés, y por tanto nada familiarizado con las costumbres y tradiciones orientales. Por ello el arquitecto tuvo que investigar y estudiar las tradiciones culturales, política y religión que condicionaban el proyecto de una forma mucho más rígida. La política y la religión tenían un gran poder sobre la construcción de la vivienda.

Esta necesidad del arquitecto de estudiar e intentar comprender la diferente forma de vida que allí se llevaba para poder llevar a cabo un proyecto adecuado a la mujer que en aquella casa viviría fue lo que primero me llamó la atención. La necesidad de aprender para poder trabajar sobre algo desconocido.

Las viviendas sauditas se organizan entorno a un patio central al que miran todas las estacias de la casa. Presentan una gran jerarquización de los espacios entre hombres y mujeres, división de sexos y entre los propios visitantes, habitantes y trabajadores en la vivienda.
En la proyección de la Villa Anbar Barber tuvo en cuenta todas estas normas y tradiciones, pero les dio una nueva mirada, un enfoque diferente a cada espacio, una mirada de disimulada protesta. Pequeñas perforaciones en la fachada, representando miradas ocultas, o una perforación en la división entre las estancias de hombres y mujeres, ventanas que muestran la zona privada de la casa a aquellos en la casa a los que no les es permitido...
Se trata de varios detalles dentro de las tradiciones de construcción que rompen con la rigidez tradicional de una forma sutil, y es esta capacidad del arquitecto de manifestar y revelarse contra ciertas situaciones de forma indirecta y ambigua la que llamó mi atención.

10 comentarios:

Andrea dijo...

Andrea Olivares_estoy totalmente de acuerdo con las consideraciones que has hecho sobre la Villa Anbar. Su historia me llamó la atención desde el principio, esa manera tan diferente de entender la vivienda a como nosotros la vemos. Y como el arquitecto se adapta a las tradiciones pero muestra a su vez su forma de entender la vivienda, como por ejemplo que se pueda relacionar aunque sea por pequeños huecos con lo que ocurre fuera de la misma, a pesar de que la vida se vuelque principalmente hacia el interior.

Unknown dijo...

Brigette Marin Ramirez. Hola Alejandra, al igual que Andrea tambien estoy de acuerdo con todo lo que has comentado sobre la Villa Anbar, a mi tambien me impacto mucho como se volco el arquitecto por conocer/estudiar esa cultura y como resolvio este proyecto. Respeto a la casita para un Kolonihaven tambien me ha gustado mucho como has hablado de la velocidad del tiempo, y como la casa de adapta al usuario.

Unknown dijo...

Alicia Valdivia Alexeeva_
Hola Alejandra! Yo tabién eligí la Casita para un Kolonihaven. Me gusta mucho como actuaban los arquitectos para proyectarla. Pero ahora yo me pregunto a mi si había necesidad de introducir al proyecto la trayectoria de movimiento de niña de forma TAN DIRECTA como lo hicieron? Lo digo porque no se si es lógico hacer un estudio de movimiento de solo UN niño.
No se si me explico =^_^=

Unknown dijo...

Selene Carmona Mateos. Hola Alejandra, me gusta la comparación del camino que se forma a partir del paso de las personas. Aportas una comparación interesante y espero que encuentres otra con la ambigüedad del espacio en la Villa Anbar para complementar tu vídeo. Tal vez te sirva de nuevo la referencia a un espacio abierto, pero esta vez donde encuentres una dualidad, pues esta casa se encuentra llena de dualismos.

Unknown dijo...

Hola Alejandra. Lo que más me gusta de la casita de Enric Miralles es la construcción de la misma a partir del movimiento de una silla. Por ello me ha parecido muy interesante tu comparación con los caminos más comunes que sigue el resto de la gente. Creo que deberías seguir por este camino, jugando con ambas situaciones.

Unknown dijo...

Hola! Yo no entendí la utilización del movimiento de la niña como un recurso directo para la creación de la planta, sino más bien como una representación o metáfora en de la importancia de basar el proyecto en el usuario que vivirá en la casa, por donde tiene que moverse. La casa realmente no se hizo para vivir, así que supongo que eso les dio más libertad a la hora de proyectar y por ello la utilización únicamente de su movimiento. También lo interpreté como el plasmar el momento de su paso por ese espacio en el tiempo, una forma de congelar un tiempo que es efímero. Esa fue la idea que cogí al leer esta historia :)

Emilio López dijo...

La idea de un refugio creado a partir de recorridos, es interesante, que la relaciones con el tiempo, tanto con el tiempo global como con el tiempo parcial. El refugio no puede ser entendido igual en una época del año que en otra, ni las sensaciones de las personas serán iguales con el paso de los años.

Unknown dijo...

Brigette Marín Ramírez_ Hola Alejandra me gusta mucho como quieres enfocar la Villa Anbar, ¿Que pasaría si tu y tu familia os mudarais alli? ¿Sería una buena vivienda?

Unknown dijo...

Hola, pienso que la casita de Enric es muy atractiva pero por otro lado que carece de utilidad por dibujar la planta a traves de el recorrido de un niño y por las diferentes alturas. Un tema podía ser la utilidad en la casa y como aumentarla

Belén Aguilar Quesada dijo...

Hola, me parece muy interesante el concepto de adaptabilidad en la Casita para un Kolonihaven. Como dice Emilio, el concepto de refugio no puede ser entendido de la misma forma por dos personas, pues han vivido experiencias diferentes. Sería interesante plantear cómo podría adaptarse la arquitectura al individuo. Una arquitectura transformable en función de las necesidades de éste en cada momento.